La decisión de participar en política
Como internacionalista, erroneamente entendía que lo mío era la política exterior, las relaciones internacionales, los conflictos, etc y no la política interna. Lo entendía como algo absurdo, sucio y que debía mantener lejos porque allí n o se llegaba a nada, ni valía la pena meterse.
Luego, cuando fui descubriendo que lo que más me interesaba de los conflictos es buscar proteger a las personas víctimas del mismo, y no tanto así la negociación política a lo cual no podía llegar desde mi juventud e inexperiencia, fui involucrandome en asuntos sociales, como voluntaria en organizaciones de la sociedad civil, en las actividades pastorales y sociales de la Iglesia Católica, donde veía que lo poco que hacía era poco pero veía un pequeño resultado inmediato. Eso me entusiasmaba y satisfacía la curiosidad de aquel momento.
Estudié y busqué un lugar de protagonismo para poder tener mayor incidencia en la búsqueda de soluciones para esa gente inmersa en la pobreza y en el caso de Africa, en el conflicto.
Cuando regresé de Kenia, creía que ese iba a ser mi camino, Naciones Unidas o alguna OSC en donde pueda tener un espacio de iniciativa y poder de gestión. No digo que en el futuro no lo sea, pero un amigo me convenció que tenía mucho para dar en el país y me generó la inquietud de involucrarme en política.
Buscando tener mayor experiencia y prepararme mejor antes de irme definitivamente a Kenia, me puse a estudiar un posgrado y comencé a involucrarme en ciertos espacios vinculados con lo público.
Comencé a trabajar en el Ministerio de Trabajo, un ámbito público donde podía dejar mi granito de arena, al mismo tiempo que participaba de las reuniones de los jueves en la casa del Colo aprendiendo de muchos jóvenes que con convicciones trabajan por la renovación política no sólo generacional sino de transparencia en la gestión.
Conociendo a jóvenes políticos los fui admirando primero y siguiendo después hasta que llegó la invitación de participar en Generación Democrática. Coincido con los ideales y...¿Porqué no? La política es otro canal para dar lugar a mi vocación de servicio.
Luego, cuando fui descubriendo que lo que más me interesaba de los conflictos es buscar proteger a las personas víctimas del mismo, y no tanto así la negociación política a lo cual no podía llegar desde mi juventud e inexperiencia, fui involucrandome en asuntos sociales, como voluntaria en organizaciones de la sociedad civil, en las actividades pastorales y sociales de la Iglesia Católica, donde veía que lo poco que hacía era poco pero veía un pequeño resultado inmediato. Eso me entusiasmaba y satisfacía la curiosidad de aquel momento.
Estudié y busqué un lugar de protagonismo para poder tener mayor incidencia en la búsqueda de soluciones para esa gente inmersa en la pobreza y en el caso de Africa, en el conflicto.
Cuando regresé de Kenia, creía que ese iba a ser mi camino, Naciones Unidas o alguna OSC en donde pueda tener un espacio de iniciativa y poder de gestión. No digo que en el futuro no lo sea, pero un amigo me convenció que tenía mucho para dar en el país y me generó la inquietud de involucrarme en política.
Buscando tener mayor experiencia y prepararme mejor antes de irme definitivamente a Kenia, me puse a estudiar un posgrado y comencé a involucrarme en ciertos espacios vinculados con lo público.
Comencé a trabajar en el Ministerio de Trabajo, un ámbito público donde podía dejar mi granito de arena, al mismo tiempo que participaba de las reuniones de los jueves en la casa del Colo aprendiendo de muchos jóvenes que con convicciones trabajan por la renovación política no sólo generacional sino de transparencia en la gestión.
Conociendo a jóvenes políticos los fui admirando primero y siguiendo después hasta que llegó la invitación de participar en Generación Democrática. Coincido con los ideales y...¿Porqué no? La política es otro canal para dar lugar a mi vocación de servicio.
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