Crónicas de la ciudad


En vez de procesiones de virgenes o santos, la gente se agolpa detras de un Che de 4 metros de altura de bronce, los bombos del PJ compiten con las cacerolas de quienes reclaman diálogo. Lo que queda son ruidos y más ruidos y nadie se escucha. Se compite por quien grita más fuerte en vez de escuchar el silencio de la tierra que reclama paz. Los que fueron alguna vez echados de la Plaza son los que pretenden ahora llenarla, los que usaron la violencia y supieron ser golpistas ahora son los que ven golpistas debajo de las piedras. Quienes denuncian intolerancia no perdonan, quienes califican a los reclamos de dialogo como "ataque antidemócratico con ánimo destituyente" son los primeros que provocan a que las llamas se expandan. Por no prevenir o responder a tiempo se quema todo el delta y en la ciudad estuvimos dos semanas sin ver a mas de 2 metros de distancia. Creo que seguimos con la visión corta.
Lloro acompañando a los argentinos en Roland Garros, me consuelo en la encuesta de Clarin donde el 34% dice que no rescataría ningun valor en la figura del Che Guevara, como que todavía hay algo de atinado en el pensamiento argentino.
Violencia xenofoba en Sudafrica, entre Israel y Hezbollah intercambian figuritas mientras que en la isla no hay qiuen en el mundo pregunte por ellos. En Colombia no saben si preocuparse por el sismo o por el nuevo jefe de las FARC y ven pasar a Evo de la isla a su vecinos de Caracas, hasta llegar a su pais que pretende ser dos, marcando un tenebroso camino por el continente.

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