Nombrando a Cuba

Comparto con ustedes algo que escribí para una Revista cuando la entrevistaron a Hilda Molina y me pidieron que cuente de mi experiencia.
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Llegar a La Habana fue cumplir un sueño que había alimentado durante años. No tanto por su destino turístico, sino para conocer y formar mi propio concepto de la isla que recibe desde su descubrimiento los más variados nombres: “Isla Juana” para Cristobal Colón, “Siguanea” para los aborígenes, “Isla de las Cotorras y del Tesoro” para los corsarios y piratas del Siglo XVI al XVIII. Ya en el siglo XX, especialmente luego de la revolución cubana que llevó al poder a quienes hasta hoy lo ostentan, los apodos comienzan a ser cada vez más divergentes: “la inquebrantable anti-imperialista”, “Isla de la Libertad”, “la tierra del hombre nuevo”, “Isla de las primaveras negras”, “Isla cárcel”. Quizás sólo en los nombres como “la perla del Caribe” o “la isla fascinante” que hacen referencia a su belleza paisajística podremos encontrar consenso. Así como sólo estando en la playa de Varadero fue que encontré ese paraíso que se dice de Cuba. En el resto de las ciudades que recorrí encontré pobreza, tinieblas, tristeza, miedo y desesperanza.
En la recorrida por la Habana, ni los colores de los autos antiguos podían ocultar el gris y las penumbras de la ciudad en ruinas. Si tenemos una visión positiva podríamos decir que es un museo abierto, porque permanece estancada en el tiempo, con sus edificios antiguos casi sin reformas…¡ni reparaciones! Los barrios más pobres a metros de La Habana Vieja, desmienten a quienes mencionan los éxitos de la revolución como la igualdad de oportunidades.
En la Feria Internacional del Libro, que este año tenía como país invitado a Chile y por ello el símbolo principal era la foto de aquel abrazo de Salvador Allende con Fidel Castro, se podía observar que la única actualización de la biblioteca de los cubanos en los últimos 50 años ha sido para fortalecer la lectura adoctrinadora de los comunistas. Como dice el rapero cubano Raudel de Escuadrón Patriota “la decadencia estremece la conciencia y la mente no despierta y todo, todo lo acepta”. Esa decadencia de un país con uno de los mayores índices de población universitaria a quienes se les niega el derecho de pensar distinto, a quienes se les niega el acceso a las noticias internacionales o les son prohibidos los textos de las declaraciones y Convenios internacionales de Derechos Humanos.
En los campos que rodean la ruta que lleva de La Habana a Santiago de Cuba, del otro lado de la isla, no he visto los frutos por el cual se le dió nombre a la isla de Cuba, que en lengua taína Cubao significa “en donde la tierra fértil abunda”. La producción agrícola ha decaído al punto de convertir al país en dependiente de la importación de alimentos. En las conversaciones que he tenido con jóvenes cubanos e incluso en las exposiciones de los profesores cubanos en el Congreso de Investigadores de Juventud a la cual asistí en esos días se afirma que dado que el Estado “supuestamente” lo provee todo, existe falta de cultura de trabajo. Se escucha del pueblo una profunda desesperanza con respecto al futuro, al desarrollo personal que se traslada al desarrollo del país. ¿Por qué los jóvenes que serían el futuro de la revolución, hoy están tan indiferentes a ella, tan descreídos de posibilidad de cualquier cambio tanto en lo político, social como en lo económico? Luego de diez días de estancia en Cuba, me fui con más preguntas que cuando llegué.

Comentarios

  1. Me parece muy interesante tu vision de Cuba, gracias a Dios las peripecias de Hilda Molina para ver a sus nietos, sirvió para poner en onda a los jóvenes idealistas (no los ponebombas de los 70), sino los que tienen toda esa mezcla de sentimientos que se agolpan en el corazon y en el alma cuando se esta en la juventud y que por ello se casan con estos proyectos que en una epoca fueron románticos, como el del "guerillero heroico" (hasta que se hunden en la sangre de los pobres perejiles que murieron defendiendo una mentira), solo los que tuvimos la oportunidad de conocer la realidad de los paises del este y las penurias de sus pueblos y en este caso vos en Cuba, podemos desmentir las virtudes de este sistema totalitario y antihumano....
    Estoy cansado de escuchar las virtudes de la educacion y la salud Cubanas, que parecen ser el caballito de batalla de los pro revolucionarios y lamento la poca difusion que se le da a la realidad que vive el pueblo Cubano a diario y que pega de lleno en nuestros desorientados jóvenes que desconocen esta lamentable realidad.

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