Con Héctor recordando a Laura


En mi tercer viaje a Cuba, hay una casa que he visitado en los 3 viajes y debo decir más de 6 veces, esta es la sencilla y activa casa ubicada en Neptuno 963 Bajos, e/ Aramburu y Hospital,del Centro de La Habana. Esta casa que siempre encuentro personas de distintas nacionalidades, colores políticos y edades. Es prácticamente la sede de las Damas de Blanco desde que Laura Pollán comenzó a recibir a todas las madres, esposas, hermanas, hijas y amigas de los 75 que venían los domingos a asistir a la Misa en la Iglesia de Santa Rita, la Patrona de las Causas Imposibles. Esta vez no sería Laura que me abriera su puerta, sino su esposo Héctor Maseda Gutiérrez, presidente del Partido Liberal Democrático de Cuba. El mismo sábado que pasé acordé con él en visitarlo el domingo por la noche para tener tiempo para charlar. Y así fue. Primero me contó lo dolido que estaba por el fallecimiento de Laura y los detalles del dudoso desencadenamiento de los hechos que llevaron a su pérdida en un hospital donde la atención fue carente e ineficiente. Luego pasamos a hablar de Puente Democrático y de CADAL, sobre el trabajo de los diplomáticos con la democracia y los derechos humanos en Cuba, con la falta de coherencia de parte de los políticos y diplomáticos latinoamericanos. Por último y lo más entretenido, al ser Héctor un masónico Grado 33, nos pusimos a hablar de la historia de los líderes de a independencia de los países latinoamericanos en el siglo XIX, como Bolivar y San Martín. Como yapeyuana de alma (sello adquirido tras 10 años viviendo en el pueblo natal de San Martín) me encantó el intercambio de opiniones especialmente de San Martín. Nos íbamos de tema a lo que me había traído a su casa, pero Héctor estaba tan entusiasmado de hablar de ello que fue difícil reencausar la charla sobre sus impresiones del futuro cercano de Cuba. Pendientes quedaron muchas cosas pero se hacía tarde y no quería retirarme muy entrada la noche de su domicilio. Al salir no había nadie en la calle oscura, sin alumbrado público y sin autos por las calles, me fui no con poco temor pero satisfecha de haber encontrado una excelente persona, culto luchador y amante de su país.

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