El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina sin Comercio Internacional

La Cancillería Argentina que a partir de 1992 se convirtió en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, a fines del 2011 perdió poder en la política de comercio internacional. El hecho que la política exterior está determinada por la Casa Rosada y no por el Palacio San Martín se ha enfatizado con los sucesivos gobiernos de los Kirchner. Muchos hechos pueden evidenciar ello (lo de las embajadas paralelas es uno de ellos) Sin embargo con la medida que ha tomado el Ministerio de Economía y Finanzas, se ha plasmado sin igual. Pues ahora no sólo tiene la Secretaría de Comercio Interior liderada por el polémico Guillermo Moreno, sino que además cuenta con la flamante la Secretaría de Comercio Exterior, administrada por Beatriz Paglieri pero liderada de facto también por el mismo Moreno. Las razones trasmitidas de este cambio están en que el Ministerio de Industria que tenía la facultad de otorgar las licencias no automáticas registraba demoras burocráticas y ahora bajo la gestión de Moreno se podría coordinar mejor dichas medidas que se encuentra bajo el marco de las normas de la Organización Mundial de Comercio. Se sabe que no sólo de dichas licencias se ocupa dicha secretaría. Las quejas del Uruguay y de Brasil acusan constantemente a esta parte del organigrama de la bucrocracia argentina.
Queda entonces en la Cancillería, la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales que tiene poco poder de decisión en la materia, que pierde terreno ante el super poderoso Ministerio de Economía. Eso es un clásico en la política argentina, que el ministro de economía tiene mayor poder y prestigio que el propio canciller. No me gusta las comparaciones pero es inevitable al observar a nuestro vecino Brasil donde el Palacio de Itamaraty mantiene una tradición en la materia a pesar de los distintos gobiernos y diferentes tendencias ideológicas. Ni hablar de Chile que tiene una cancillería determinada por el comercio internacional donde la DIRECON (Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales) desbalancea el organigrama teniendo una preponderancia innegable ante el resto de las direcciones del ministerio. Claro, Chile piensa globalmente y su fortaleza económica está en su apertura económica y en sus instituciones fiables para atraer las inversiones extranjeras directas.
Analizar los organigramas ministeriales es el indicador más fácil de observar para ver donde está focalizada la estrategia nacional de posicionamiento en la política económica internacional en un mundo innnegablemente globalizado.
Si antes algunos diplomáticos argentinos que se desarrollan en el área de comercio internacional se quejaban que todos sus esfuerzos de avanzar, por dar un ejemplo en las negociaciones del MERCOSUR, se daba marcha atrás a causa de la descoordinación con el Ministerio de Economía; ahora ya no se tendrá más dicha descoordinación, ya está claro que la cancillería está pintada y quien maneja el comercio exterior es la misma persona que maneja la política de comercio interior.

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