Benedicto XVI y su sutil lenguaje diplomático

El Sumo Pontífice es muy consciente de lo que pasa en Cuba y de la represión que ha aumentado previo a su visita. No podemos partir asumiendo que desconoce la realidad cubana. Sino al contrario, podemos asumir que es un estratega, que bien sabiendo que es una dictadura y que la Iglesia cubana aún está bajo su bota en muchos aspectos, tiene que ganar espacios para negociaciones futuras. Es un estratega y un excelente diplomático, quien habló de paz, justicia, libertad y reconciliación asumiendo que en una transición hacia la democracia no debe haber ni violencia ni resentimiento entre las partes. Por un lado, le respondió a Raúl castro que en su discurso aseguró que la relación entre la iglesia cubana y el estado cubano eran muy buenas, afirmando que "todavía se puede y se debe mejorar" dicha relación. Por ejemplo, consiguió que sea feriado el viernes santo, un gesto simple pero que en un país católico es un hecho básico.
Por otro lado, afirmando que apoya "las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos" está guiñándole el ojo a los disidentes que en estos últimos días fueron encarcelados, impedidos de movilizarse dentro de la isla para poder asistir a la Misa en Santiago de Cuba, y en el mejor de los casos bloqueados sus teléfonos para que no se puedan comunicar ni entre sí ni con el exterior.
Por último, pidió en la Misa en la basílica de la Virgen de la Caridad por los privados de libertad, y más adelante ya en La Habana pidió por una Cuba más libre.
Si, en forma sutil hizo todas estas peticiones públicas frente al mismísimo Raúl Castro, nunca sabremos lo que habrá hablado en privado. Esperemos que mucho. Tengo fe que el pastor de la Iglesia cuida de sus ovejas. A veces no entendemos cómo o somos impacientes con los tiempos, pero no dudo que sí lo hace.
Entiendo a los que le reclaman una posición más firme y más directa o mayores resultados, pero ¿sería estratégico o realmente está en su poder hacerlo?. El tiempo lo dirá.