Un Papa con mala prensa

La renuncia del papa fue sorpresivo para todos. Despertarme y ver en el Twitter que Benedicto XVI era tendencia, algo fuera de lo común debía haber pasado, así que entre a las páginas de los diarios que normalmente leo y gigante anunciaba su dimisión. Todavía me acuerdo de cuando regresé del campo de refugiados de Dadaab en el norte de Kenya con los somalíes y me contaron que ya habían elegido a Ratzinger como el sucesor de Pedro.Recuerdo que entre los comentarios del momento era su avanzada edad por lo que pronosticaban que sería un Papa de transición, dado que como era muy cercano a Juan Pablo II, era una manera de dar continuidad a su legado hasta que venga una etapa nueva de la Iglesia. Ahora de alguna manera se comprueban esos pronósticos. Confieso que para ese entonces no lo conocía, nunca había escuchado hablar de él pero a medida que lo fui conociendo a través de sus escritos y de sus Homilías, pude sentirme aún más cerca que de Juan Pablo II. Deus Caritas est, es uno de mis favoritos por su intensidad en tan pocas páginas. En estos 8 años, no sólo tuvo el coraje de confrontar abiertamente la escoria de los curas pedófilos, a pesar de los ultra conservadores dentro del Vaticano que temían más por la mala reputación de la Iglesia que hacer Justicia y dar a conocer la Verdad, sino que también tuvo la apertura de dialogar inéditamente con otras religiones, de siempre estar conciliando con los hijos pródigos y con el mundo en general. Pero siempre tuvo mala prensa. Apenas asumió todos comparaban la falta de carisma frente a su antecesor, los pocos viajes evangélicos frente al papa peregrino. Pero no fue sólo la comparación con Juan Pablo II lo que perjudicaba su falta de popularidad. Enseguida lo tildaron de conservador, especialmente aquellas personas que no son parte de la Iglesia y no conocen nada de ella ni de su historia contemporánea. Por ejemplo que "había negado el Concilio vaticano II" por preferir las Misas en Latín para su Misa diaria o para permitir que se den Misa en Latín sin permisos extraordinarios. Es decir, él quito una traba que para quien prefiera el rito tridentino lo pueda realizar. Considerando que en su momento cuando se impuso ciertas restricciones fue ante la necesidad de ser eficientes en la implementación de los cambios del Concilio y crear la nueva costumbre, pero al pasar los años esa prohibición perdió su sentido. Pero quien mira de afuera, la Misa en latín es retrógrado y no ven el arcoiris de carismas que tenemos en la Iglesia como un regalo de Dios para que según el arcoiris de seres humanos en la Tierra, cada uno de sienta cómodo en su manera de rezar y alabar a Dios. Unos serán con cantos y bailando en Misas como los carismáticos y otros con las cabezas cubiertas por velos y con el Misal en Latín en la mano, pero todos unidos por el amor del mismo Dios. Esa es la riqueza de la Iglesia, esa es una de las riquezas que quiso resaltar Benedicto XVI, lo mismo con las diferentes religiones monoteístas, como la musulmana y el judaísmo. Todos hijos del Dios Único, con el mismo mensaje de Amor. Pero no faltó quien tergiversara sus complejas y profundas palabras cuando daba su discurso en la Universidad de Ratisbona. Lo que se suponía que era un discurso de fe y razón, condenando la irracionalidad de la conversión forzada. En fin, podría seguir enumerando la mala prensa que recibió injustamente este Papa, que yo aprendí a amar en estos 8 años y ahora duele despedirlo. Fue un gran Papa, un gran Estadista pero incomprendido dentro del Vaticano, criticado dentro y fuera de la Iglesia.

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