La aplicación de la cláusula democrática en el caso de Venezuela

Los desmanejos del Gobierno de Venezuela llevaron a este país a una gran crisis no sólo de índole institucional y económica sino hasta el nivel de crisis humanitaria por el alto grado de desabastecimiento de alimentos y medicamentos de primera necesidad. La crisis es tan evidente que ya ni los gobiernos amigos de Maduro se animan a seguir apoyándolo tan abiertamente como lo solían hacer. Maduro se encuentra solo ante el brusco cambio de escenario regional donde los vecinos están lidiando con sus propios temas como ser la Presidente de Brasil suspendida de su cargo por el proceso de impeachment; un deprimido Presidente de Bolivia Evo Morales tras perder el referendo en febrero por el cual buscaba perpetuarse en el poder; el kirchnerismo ya sin ser Gobierno en Argentina enfrentando una batalla judicial por los numerosos casos de corrupción; un Rafael Correa preocupado por las próximas elecciones presidenciales en Ecuador y una Cuba que decidió abrazar a su archienemigo por más que siga con el discurso antiimperialista.
En diciembre pasado, Mauricio Macri desistió de convocar a la cláusula democrática del MERCOSUR en Venezuela tras las elecciones legislativas de diciembre donde, como otros demócratas de la región, se ilusionó que al haber ganado la oposición una amplia mayoría en la Asamblea Nacional podría restablecerse el equilibro de poderes en el país caribeño. Lamentablemente, el Gobierno de Maduro no se preocupa en disimular su naturaleza de dictador al desestimar la Ley de Amnistía y la propuesta del Revocatorio, negando y bloqueando así las iniciativas legítimas del poder legislativo y el poder popular. 
Los entredichos entre el Secretario General de la OEA, Luis Almagro y Nicolas  Maduro, la demanda de la sociedad civil de aplicar la Carta Democrática Interamericana, el pedido de Paraguay de reunión de cancilleres del MERCOSUR y la reunión (alternativa) convocada por el UNASUR entre miembros del Gobierno y de la oposición pareciera que es inminente el aislamiento regional del Gobierno de Maduro. Sin embargo, yo no cantaría victoria antes de tiempo dado que como resonaron los pasillos de la última Cumbre de las Américas en Panamá, los gobiernos del ALBA bailan al son de "CELAC si, OEA no". Si se aplica la carta democrática y se suspende la membresía de Venezuela en la OEA, podría ser como Cuba que despreció la invitación de regresar al organismo hemisférico en el 2009 tras suspensión en el año 1962. Estos países desprecian el concepto de democracia y lo tergiversan a su gusto. Entonces, ante esta intención de los gobiernos populistas del ALBA que quieren desprestigiar y desestabilizar a la OEA, el peligro está en que en la OEA se aplique la carta democrática pero no así en el MERCOSUR o la CELAC. Y peor aún, que en estos organismos salgan a criticar el proceso de la aplicación democrática es un peligro latente. Más bien en la CELAC, no así en el MERCOSUR, por el número de votos que cuenta de amigos en el organismo que "casualmente" se creó en el 2010 tras el desprecio de Raúl Castro de la OEA, buscando un órgano latinoamericano antiimperialista. Ese cantito de "CELAC si, OEA no" no me lo olvido más. La OEA sufre un gran problema de financiamiento e instituciones, tan importantes en estos momentos para defender los derechos humanos violados por los gobiernos, como la CIDH, están en crisis a causa de ese desfinanciamiento por parte de los Estados miembro.
No podemos subestimar el accionar inescrupuloso de quienes quieren permanecer eternamente en el poder, llenando sus bolsillos de las arcas del Estado a costa del aumento de la pobreza y el sufrimiento de la población.  Ellos no juegan limpio, no juegan con las reglas de juego democráticas sino con las del poder autoritario. 
La aplicación de la carta democrática en la OEA debe ser seguida por la aplicación de las cláusulas democráticas de los demás órganos regionales como el MERCOSUR y CELAC. Sobretodo es preocupante el caso de la CELAC que se encuentra en silencio total ante el actual escenario. Los votos de los gobiernos deben ser consecuentes tanto en uno como en otro órgano regional. Si no se ve esa coherencia podemos estar frente a una nueva trampa de debilitamiento de la OEA.
En conclusión, si se aplica la carta democrática y ninguna otra organización regional sale a contradecirla es un gran paso hacia el fortalecimiento del organismo hemisferico, caso contrario es un revés difícil de recuperar. En cuanto a Venezuela, si se suspende su membresia en la OEA, ¿cuál es el paso siguiente para presionarla y realmente se celebre el referendo revocatorio? Es mejor una Venezuela  dentro o fuera de la OEA en ese caso? ¿Quien hará observación del proceso del revocatorio para garantizar su transparencia? 
Si se aplica la  Carta Democratica en Venezuela es un avance porque los gobiernos de la región reconocen el autoritarismo del Gobierno de Maduro, pero aún me queda en duda de si es el mejor camino para ayudar a los Venezolanos a retornar a la vía de la democracia. En una visión pesimista tirando a realista, Maduro no se inhibirá ante la suspensión en la OEA, al contrario: va a mostrar aún más las garras de dictador como animal acorralado. Él sabe que responder a la presión regional y reconocer el pedido legítimo del referendo revocatorio significa su salida del poder. ¿Y desde cuando un dictador reconoce que es su hora de dejar el poder? Estos sistemas autoritarios se reinventan, se reciclan y si se los acorrala escapará por alguna rendija no prevista.
No me mal interpreten, para mí el gesto de que se aplique la carta democrática y que los gobiernos de la región reconozcan que en Venezuela ya no hay democracia es un gran paso. Pero no puedo evitar ser realista, porque a pesar de que en Cuba rige un sistema unipartidista y está suspendida en la OEA desde 1962 no se escucha a los gobiernos latinoamericanos alzar su voz denunciando que en Cuba gobierna una dictadura militar-comunista y reclamando que los cubanos puedan elegir libremente su forma de gobierno en un plebiscito, ni a sus gobernantes en elecciones libres y competitivas.
Reconocer el derecho los venezolanos que firmaron la demanda del revocatorio debería ser igual que reconocer el derecho de los cubanos que firmaron el Proyecto Varela demandando un plebiscito. Mientras que está verdad sea evadida y puesta en duda por los gobiernos de al región, su voto y apoyo a la aplicación de la cláusula democrática es igual de dudoso. 

Comentarios

Entradas populares