Un viaje histórico a Cuba

Luis Almagro viajará a Cuba para recibir el Premio Oswaldo Paya invitado por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia y la Fundación Panamericana por la Democracia este 22 de febrero e indudablemente es un hecho histórico. Desde la suspensión de la membresía de Cuba en la OEA en el año 1962 que un Secretario General en ejercicio no viaja a La Habana y mucho menos para reunirse con la oposición cubana que demanda elecciones libres en la isla. Es claramente una molesta piedra en el zapato para el Gobierno cubano. No por el choque con la OEA, organismo que los oficialistas no paran de desprestigiar, sino por el impacto internacional que puede tener en si este evento. Vale recordar que desde que la Resolución 2438 en el año 2009 dejara sin efecto la medida del 62, Cuba ha rechazado la apertura al diálogo para volver a participar en la organización hemisférica de acuerdo a sus principios, prácticas y propósitos. Claro, Cuba no es democrática y no podría participar en un organismo con cláusula democrática a menos que sea la CELAC que es su territorio de influencia. Cuba no participa de la OEA, y sin embargo influye en su dinámica e interviene en sus procesos internos constantemente, pues a través de su embajada en Washington DC incide en la agenda de varios embajadores latinoamericanos acreditados ante el organismo. Porque conozco el efecto del aparato propagandístico y de inteligencia cubana y cuanto le debe estar molestando que la entrega del Premio sea en La Habana, aplaudo a Almagro el haber aceptado la invitación aún sabiendo el desafío diplomático que significa. Es un gesto fuerte de apoyar a la sociedad civil cubana pro democrática, la que lucha día a día pacíficamente a pesar de las detenciones arbitrarias, la represión y las torturas cotidianas que sufren bajo el yugo del régimen castrista. Apoyo a Almagro en esta jugada con Cuba así como apoyé su pedido de aplicación de la carta democrática en Venezuela, aunque no lo apoye en todas. Puedo manifestar mi desacuerdo con la postura que mantuvo con el caso de Milagro Salas en Argentina o el error que cometió al apoyar una mesa de diálogo en Nicaragua brindándole ventaja al régimen de Ortega. Lo bello de la democracia es justamente eso: poder disentir en algunas cosas y poder unirse cuando uno encuentra coincidencias. Especialmente cuando esos objetivos en común son trascendentales como defender los derechos fundamentales. Y en el caso de Cuba son derechos que indiscutiblemente se vienen violando hace más de 60 años si es que a la dictadura castrista sumamos los años de la dictadura de Batista. Como nueva generación de líderes políticos y sociales debemos siempre rescatar las coincidencias más que las diferencias. Provoca mucho daño la polarización y una visión maniqueista del mundo. Espero que los argentinos apoyen a Almagro en este viaje a Cuba en el cual lleva un mensaje de dialogo, cambio y claramente apoyo a quienes son victimas del terrorismo de Estado. Más allá de si apoyan su postura con Milagro Salas o no. Los derechos humanos no tienen colores políticos. Así que lo digo fuerte: Apoyo a Almagro en su viaje a Cuba y rechazo ya las maniobras diplomáticas para destituir a Almagro o para impedir que Mariana Aylwin viajen a la isla. Este viaje puede tener 3 resultados: 1) Cuba actúa con las prácticas autoritarias de siempre y trata de impedir el viaje de los políticos latinoamericanos por un lado y por otro detiene y amenaza a lo activistas cubanos para impedir que asistan a la entrega de premios. El evento no se logra hacer o al menos no con todos los invitados como estaba previsto porque el Gobierno de Cuba violó el derecho fundamental de reunión. 2) El Gobierno cubano no reprime, no amenaza a los invitados ni extranjeros ni cubanos y la reunión se realiza con éxito. 3) El gobierno cubano se alegra de la visita de Almagro y aprovecha a iniciar el diálogo requerido para su reintegración a la OEA. Considerando ya lo que vino ocurriendo el fin de semana creo que 99% de probabilidades que pase lo primero, pero nunca se pierde la esperanza. Dependerá de la inteligencia de los invitados y de los organizadores en poder sortear los obstáculos que imponga el régimen. Y si este evento sirve para poner más en evidencia cuan dictatorial es Cuba, bienvenido sea! Y que la comunidad internacional demande el fin de la impunidad en Cuba. Siempre con esperanza de cambio, y ante toda iniciativa que promueva la libertad en Cuba tendrá mi apoyo. Aplaudo a Almagro por la decisión de ir, a Rosa María Paya y a todos los jóvenes latinoamericanos por la organización y por la valentía de los invitados en ir.

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